Hola amigo!
¿Cómo te encuentras? Ya sé que me vas a decir que Yo lo sé todo, y que para qué te pregunto. Es verdad que lo sé todo, pero me gusta que me lo cuentes. Me pasa como a las madres. Suelen saber lo que les ocurre a sus hijos, pero les gusta que ellos se lo digan. Hay mucho de ternura y confianza en esas conversaciones confidenciales de amigos, en las que uno confía al otro lo que ya conoce, pero quiere que le salga de su corazón y expresarlo con todo su amor.
Acabamos de celebrar días muy importantes para Mí, y supongo que también para ti. En estos días has oído hablar mucho de Mi Pasión, y has podido contemplar Mis imágenes muchas veces. Es posible que tú mismo me hayas sacado a la calle. Pero me gustaría que me contaras lo que ha supuesto para ti la Semana Santa. Ya te decía que siempre me dan un poco de miedo estos días. No puedo evitar recordar lo mal que la pasé. Y tampoco puedo evitar el dolor al contemplar que hoy se vuelve a repetir la historia. No lo siento por mi propio sufrimiento, sino por el poco valor que muchos hombres le dan al amor de Dios. Son relativamente pocos los que saben aprovechar la Gracia que se les ofrece abundantemente estos días. Pero bueno, ya conozco bien al hombre, y no me extraña nada. Me siento reconfortado por todos aquellos que de verdad me han acompañado con todo cariño en estas celebraciones.
Pero ya hemos llegado a la Pascua. ¡Que días tan maravillosos! ¡Qué gratos recuerdos de aquellos hechos históricos; de aquellos encuentros gozosos con mis amigos muertos de miedo! Siempre tenía que empezar diciéndoles: "Paz a vosotros". No tenían paz. Estaban nerviosos. No terminaban de fiarse de mi palabra. Y no me reconocieron cuando me presenté a ellos resucitado. Es verdad que el cuerpo glorioso ya es distinto, pero el amor es el mismo. Tenía que hacer gestos concretos, decirles palabras que ellos ya conocían, insistirles que tocaran y vieran que no era un fantasma… ¡Qué duros son los hombres para reconocer a Dios, y sentir la verdad y la cercanía del mundo sobrenatural! Los hombres piden muchos milagros, y cuando ocurren no los creen. Les pasa como a Pedro: "Señor, si eres tú di que camine yo también por el agua". Y le dije: -Ven.- Y comenzó a caminar pero vaciló, no se lo creía !!! y comenzó a hundirse gritando de miedo… sin fe no es posible vivir la Pascua, si no creen en mí como hombre mortal, ¿cómo van a creer en mi como Resucitado y en cuerpo glorioso?
La Pascua es el tiempo del cambio, del paso a una vida más espiritual. Es la celebración de la conquista de la libertad. Es disfrutar de la alegría de la gracia. En Pascua se valora mejor el Bautismo, y la Reconciliación, y la Eucaristía, y tantas cosas. en este tiempo te quiero demostrar que es verdad todo lo que de mí se había anunciado, y Yo lo había repetido tantas veces la muerte en la cruz era necesaria pero no era el final, la estancia en el sepulcro fué temporal, ya dije Yo que al tercer día resucitaría y así lo hice. Esa es la garantía de tu fe. Tú tienes que creerme. YO NO ESTOY MUERTO. No sigues a un muerto, estoy vivo ahora mismo, hablo contigo desde estas páginas de Internet, desde la Sagrada Escritura, en la Oración, me recibes vivo en la Eucaristía, y te perdono a través del sacerdote, estoy dentro de ti cuando dejas entrar la gracia en tu alma.
Quiero celebrar contigo mi Pascua y mi Resurreción, avisa a todos pues mi fiesta es para el mundo entero. Comunícaselo a tus amigos, a Mis amigos diles, cuéntales que estoy vivo, mi Reino es de vivos y quiero una Iglesia viva, unas celebraciones llenas de vitalidad, quiero cantar contigo el Aleluya, el Gloria, y hacer palmas, y sonreír, es mi tiempo de gozo, no, no me dejes solo , estás invitado al banquete de bodas, al banquete de la Vida tu lugar está reservado y no pongas excusas para no venir, te espero para que pasemos un rato agradable corre la voz y avisa que tu amigo Jesús está vivo... diles que los espero para celebrar mi alegría con ellos y contigo.
Una sonrisa de alegría, amor y paz para ti y para todos los de buena voluntad...
Jesús