martes, enero 27, 2009

• El valor de una sonrisa


El corazón alegre hermosea el rostro. (Proverbios 15:13)

El mundo es como un espejo, si le muestras mala cara, te pondrá mala cara. Sonríe y te sonreirá. (Herber Samuels)

Una sonrisa es una luz en la ventana del alma que indica que el corazón está en casa. (Anónimo)

La sonrisa es el alumbrado de la cara y la calefacción del corazón. (Bárbara Johnson)

Si no empleas tu sonrisa, eres como un hombre con un millón de dólares en el banco y sin chequera. (Les Giblin)

Casi toda sonrisa es producto de otra sonrisa. (Frank A. Clark)

Cuando sonreímos a alguien, nueve de cada diez veces nos devuelve la sonrisa; o sea que en definitiva son dos las personas a las que comunicamos alegría y cuya existencia mejoramos. (Anónimo)

Aunque hay cientos de idiomas en el mundo, una sonrisa los habla todos. (Anónimo)

Las sonrisas son el lenguaje del amor. (David Are)

Una sonrisa vale más que mil palabras. (Anónimo)

Sonríanse unos a otros. Sonría a su esposa, a su marido, a sus hijos, a quien sea. Sonreir nos ayuda a crecer en amor a los demás. (Madre Teresa de Calcuta)

Nadie necesita tanto una sonrisa como quienes no tienen ninguna que ofrecer. (Anónimo)
Preséntate con una cara alegre. Es tu vitrina, tu escaparate, tu mejor publicidad. (David Brandt Berg)


Las arrugas deberían ser simplemente las huellas de las sonrisas. (Mark Twain)

Lo que en verdad contribuye a darle sentido a la vida, lo que menos cuesta y más vale, es una grata sonrisa. Contiene bondad y cortesía mezcladas con amor humano. Vale más que un millón de dólares y no cuesta ni un centavo. (Wilbur D. Nesbit)

Las sonrisas tienen el mismo efecto en la humanidad que el sol en las flores. (Joseph Addison)


Si luces una sonrisa, tendrás amigos, si andas con el ceño fruncido, no tendrás más que arrugas. ¿Para qué estamos sino para hacerles la vida más llevadera a nuestros semejantes? (George Eliot)

¡Sonríe! es una terapia gratuita. (Doug Horton)

martes, enero 20, 2009

• Las cuatro estaciones


Había un hombre que tenía cuatro hijos. Él buscaba que ellos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente, entonces los envió a cada uno por turnos a visitar un peral que estaba a una gran distancia.
El primer hijo fue en el Invierno, el segundo en Primavera, el tercero en Verano y el hijo más joven en el Otoño.
Cuando todos ellos habían ido y regresado, él los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.
El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo, el dijo que estaba cargado de flores, que tenia aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, el dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.
Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos solo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
El les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, por solo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser solo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano, y la satisfacción del otoño.
No dejes que el dolor de una estación destruya la dicha del resto.
No juzgues la vida sólo por una estación difícil.
Aguanta con valor las dificultades y malas rachas porque luego disfrutarás de los buenos tiempos
Sólo el que persevera encuentra un mañana mejor.

miércoles, enero 14, 2009

• Aprendiendo a amar


¿Tú sabes amar? Yo estoy aprendiendo.
Estoy aprendiendo a aceptar a las personas, aun cuando ellas me decepcionan, cuando huyen del ideal que tengo para ellas, cuando me hieren con palabras o acciones impensadas.
Es difícil aceptar a las personas como son, no como yo deseo que ellas sean. Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo...
Estoy aprendiendo a amar, estoy aprendiendo a escuchar.
Escuchar con los ojos y oídos. Escuchar con el alma. Escuchar lo que dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas. Escuchar el mensaje que se esconde por entre las palabras superficiales.
Descubrir la angustia disfrazada, la inseguridad enmascarada, la soledad encubierta. Penetrar la sonrisa fingida, la alegría simulada, la vanagloria exagerada. Descubrir el dolor de cada corazón.
Poco a poco, estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a perdonar, porque el amor perdona, lanza afuera las tristezas y cura las cicatrizes que la incomprensión y la insensibilidad grabaron en el corazón herido.
El amor no alimenta heridas con pensamientos dolorosos, no cultiva ofensas con lástimas y autocompasión.
El amor perdona, olvida, extingue todos los trazos de dolor en el corazón.
Paso a paso estoy aprendiendo a perdonar, a amar, estoy aprendiendo a descubrir el valor
que se encuentra dentro de cada vida, de todas las vidas, valor enterrado por el rechazo, por falta de comprensión, cariño y aceptación, por las experiencias duras vividas a lo largo de los años.

Estoy aprendiendo a ver, en las personas su alma, y las posibilidades que Dios les dió.
Estoy aprendiendo, pero ¡cómo es lento el aprendizaje!
¡Cómo es difícil amar incondicionalmente!

Todavía tropezando, cometiendo errores, estoy aprendiendo…

Vamos a intentar amar a nuestros hermanos como Dios nos ama…

jueves, enero 01, 2009

• Receta para un excelente nuevo año


Tome doce meses que estén bien maduros. Vea que estén limpios de amargos recuerdos, de odio y rencores.
Límpielos cuidadosamente de pegajosa malevolencia y quíteles cualquier mancha de mezquindad y pequeñez. Vea que en estos meses no quede nada del pasado y téngalos tan frescos y limpios como cuando salieron del Gran Almacén del Tiempo.
Corte esos meses en treinta partes iguales. Esa cantidad rinde trescientas sesenta y cinco porciones.
No trate de cocinarlo todo a la vez, preparándolo día a día de la siguiente manera, poniendo en cada uno de ellos:

12 partes de Fe
11 partes de Paciencia
10 partes de Entusiasmo
9 partes de Trabajo (no omita este ingrediente o echará a perder el gusto de su receta)
8 partes de Esperanza
7 partes de Fidelidad
6 partes de Libertad
5 partes de Amabilidad
4 partes de Descanso
3 partes de Oración
2 partes de Meditación
1 parte de Resolución Bien Seleccionada

Agregue: una cucharada de Espiritualidad, una onza deEsparcimiento, un poquito de Simpleza y una taza bienlimpia de Buen Humor.

Añada a todo esto Amor al gusto, mezcle con una buena dosis de energía. Aderécelo con Sonrisas y un poquito de júbilo... Después sírvalo con una salsa de Serenidad, Altruismo y Alegría.