- “Te afanas demasiado, Señor”.

Y el ángel confundido observó: -¿Seis pares de manos Señor? ¡Eso no es posible!
- No son las manos el problema-, agregó el Señor,- sino los tres pares de ojos
- ¿Y eso es para el modelo normal? preguntó el ángel.
Y el Señor le explicó: - uno para ver a través de la puerta siempre que pregunte ¿niños, que están haciendo ahí adentro? Aunque ya lo sepa muy bien; otro detrás de la cabeza para ver lo que más le valiera ignorar, pero que precisa saber; y desde luego los de adelante, para mirar a un niño en apuros y decirle, sin pronunciar siquiera una palabra: “te entiendo hijo y te quiero mucho”.
El ángel le tiró de la manga y advirtió mansamente:
- Vale más que te vayas a la cama señor, mañana será otro día.
- No puedo... y además creo que me falta poco,. dijo el Señor agregando: - ya hice una que se cura por si sola cuando enferma; que es capaz de alimentar a una familia con un poco de frijol y de persuadir a un niño de cuatro años que se esté quieto mientras lo baña.
Lentamente, el ángel dio la vuelta en torno a uno de los modelos maternales diciendo:
- Me parece demasiado delicada, comentó con un suspiro.
- Pero es muy resistente- aseguró Dios emocionado, -no tienes idea de lo que es capaz de hacer y sobrellevar.
- ¿Podrá pensar?- preguntó el ángel.
- Claro, y razonar también,- respondió el Señor.
Por último el ángel se inclinó y pasó un dedo por la mejilla del modelo, diciendo:
- ¡Tiene una fuga!- y dijo Dios: - No es una fuga, es una lágrima.
- ¿Y... para qué sirve?-, dijo el ángel.
- Para expresar gozo, aflicción, desengaño, pesadumbre, soledad y orgullo.
- Eres un genio Señor- , comentó el ángel
Y Dios, con un perfil de tristeza observó y dijo:
-“Yo no se la puse.”
(Anónimo)
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