sábado, julio 29, 2006

• Momentos estelares

Cuando descubrí la libertad y que podía decidir mi propia vida, liberando mi pasado, a mis padres y a mi circunstancia, tomé la primera decisión de mi vida: ser yo el único responsable de mi existir.

Cuando me estremezco de alegría al contemplar un amanecer y un atardecer mágico con la puesta del sol, cuando comprendo la grandeza en un pequeño grano de trigo y el arco iris en una flor.

Cuando conozco a un ser humano que me demuestra su grandeza en su sencillez.

Cuando descubrí que ante la ambición y el abuso de los demás mi único escudo de defensa era mi propia inocencia.

Cuando como maestro veo el destello en los ojos de mis alumnos que desean aprender algo nuevo.

Cuando experimento la excitación de descubrir algo para mi hasta ahora desconocido, un concepto, una idea, una persona, una vivencia que me hace vibrar, y me entrego al éxtasis del aprendizaje.

Cuando te descubrí a ti mujer, que podíamos acompañarnos, cuando tu sensibilidad, tu aroma y tu piel llena de esencia mi ser, te descubrí que eras ella, el ser que siempre busqué y en ese momento estelar te encontré, se incendió mi espíritu y decidí amarte en un instante y hacerte feliz en toda una vida.

Cuando sentí en mis brazos por vez primera a uno de mis hijos y me di cuenta que me convertía en orfebre de Dios y que toda la grandeza del ser humano se reflejaba en la mirada inocente de un niño.

Cuando logro entender que formo parte de un concierto universal que se llama humanidad y a través de mi existir contribuyo a la grandeza de mi creador.

El momento estelar más grande de mi vida es saberme fruto del amor, cuyo destino es amar intensamente y por siempre hasta el final.

(Miguel Ángel Cornejo)

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